Palmó Gillo Pontecorvo, director de una obra maestra del cine político: La batalla de Argelia, y de otra extraordinaria como Queimada. Pero no sólo eso, también fue el autor de aquel travelling abyecto, que horrorizó la imaginación de Serge Daney, quien, sin haberla visto, la vapuleó en uno de los textos más hermosos y terribles de la historia de la crítica cinematográfica: “Kapò no hizo historia en la historia del cine. ¿Seré yo el único que, sin haberla visto, no la olvidará jamás?”.
Hoy creo que producir un desprecio capaz de provocar tremenda respuesta, es un mérito tan valorable como el de filmar una gran película. “Me gustaría que estas cosas asquearan al menos a un adolescente de hoy, o que le dieran vergüenza. No tanto vergüenza de estar bien alimentado y de ser opulento, sino más bien de que se considere que tiene que ser seducido estéticamente allí donde solo importa la conciencia (aunque sea mala) de ser un ser humano, y nada más.”
Hoy creo que producir un desprecio capaz de provocar tremenda respuesta, es un mérito tan valorable como el de filmar una gran película. “Me gustaría que estas cosas asquearan al menos a un adolescente de hoy, o que le dieran vergüenza. No tanto vergüenza de estar bien alimentado y de ser opulento, sino más bien de que se considere que tiene que ser seducido estéticamente allí donde solo importa la conciencia (aunque sea mala) de ser un ser humano, y nada más.”
2 Comments:
Felicitaciones por el blog, muy bueno.
le agradezco. no le voy a decir que no me divierto leyendo los "despioles" que arma usté en el suyo.
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