domingo, agosto 20, 2006

misantropía y cine

Al fin, después de -¿meses?- de sequía, veo un estreno que me gusta . Fue The Weather Man, que no entiendo por qué estrenaron directamente en video. En la línea del abundante cine de disconformidad y apatía, crítico al american way of life –donde podríamos pensar a American Beauty, Happiness y el cine de Solondz, lo último de Jarmush e incluso, estirando un poco el criterio, Fight Club y cia.-, me parece que ésta de Verbinski tiene un par de aciertos. Si bien utiliza el mismo recurso de “hombre desesperado se siente oprimido por la estructura” de las anteriores, la clave de la película está lejos de ser el desprecio y la risa fácil, que había sido lugar común en la mayoría, a excepción quizás de Broken Flowers. Hay, en cambio, un intento -al parecer sincero- de identificación y comprensión que la emparienta más bien al cine de Anderson -en un universo mucho menos extravagante-. Tal vez por esto pueda parecer conformista el final: porque Verbinski se cuida de la soberbia de juzgar con una verdad a su personaje, y el costo de la complejidad y textura que pone en sus estados de ánimo, es cierta ambiguedad en la dirección de su crítica. No hay una respuesta simple al problema del sujeto y la estructura, a la insoportable limitación en las elecciones. Por ahí es cierto, y no hay tantas opciones como a veces quisiéramos creer, ¿pero eso debe significar necesariamenteque que hay que conformarse con seguir la corriente?. Una visión optimista de ese final de tinte objetivista que tiene la película, podría sugerir que la lección de David Spritz –el “hombre del pronóstico” protagonista-, es que importa tanto qué hacemos, como por qué y cómo lo hacemos. Si no hay control sobre el destino y el azar, si una tormenta de granizo puede destruir nuestros cálculos, si las decisiones no tienen consecuencias claras, un cambio interno parece allí, el más posible.